Un amigo, en una Experiencia Cercana a la Muerte, contempla su vida de pecado y aguarda ansiosamente su destino en el otro mundo.
Un acompañante lo recibe a la entrada del más allá, y con una sonrisa de bienvenida le dice: "Tú no estás listo todavía, amigo; aún tienes otra oportunidad. Pero regresarás pronto, asi que déjame mostrarte lo que sucede aquí del otro lado."
Juntos entran a un gran salón, donde una larga mesa de banquete iluminada con velas aparece cargada de platos de aromática y humeante sopa, suculentas carnes asadas, vegetales perfectamente guisados, fragantes piezas de pan, los más finos vinos, frutas de toda clase, y un increíble despliegue de tortas y pasteles.
Los comensales ocupan todas las sillas, pero asombrosamente, entre semejante lujo, la escena es de dolor y angustia. Formas esqueléticas se retuercen y gimen de hambre, con apenas la fuerza para golpearse unos a otros con sus cucharas.
Mirando más de cerca, nuestro amigo ve que todas las cucharas tienen largos mangos -más largos que los brazos de los comensales; demasiado largos para que se alimenten a si mismos.
"Así que este es el infierno" -dice nuestro amigo. "Ira y miseria en medio de la abundancia. ¿Dónde está el Diablo?"
"El mal reside en la mente de los hombres" -dice el acompañante. "Pero ven, déjame mostrarte algo más."
Ambos entran a otro gran salón, y en ese salón hay otra gran mesa de banquete, iluminada por velas y cubierta por una similar increíble variedad de deliciosas comidas, bebidas y dulces. Aqui los sonidos de risa, charla y canciones llenan el aire, mientras comensales felices y saludables disfrutan del banquete y la mutua compañía.
Ellos también tienen largas cucharas, pero están dándose de comer unos a otros.
"Y esto -dice el acompañante- es el Paraíso."
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La Parábola de las cucharas largas
Posted on sábado, 11 de septiembre de 2010 by Román in
Etiquetas:
historia de vida,
moraleja,
parábola
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